En primer lugar, y este paso no cambia, el cliente o navegador web hace una petición http, pero en lugar de ir directamente contra el servidor web, en este caso va a pasar por una caché como Transparent Edge Services. Este paso es totalmente transparente para el cliente web, ya que él no sabe en realidad si la petición se la hace a un servidor web directamente o a una caché. Volviendo al tema: la petición es recibida por el sistema de cachés y, una vez aquí, la caché comprueba si el objeto que pide el cliente lo tiene o no disponible en la caché. Si lo tiene, se lo devuelve sin necesidad de pedirlo al servidor web. Si no, como es el caso ilustrado, va a pedirlo al servidor web, retransmitiendo exactamente la misma request que el cliente le ha mandado (paso 2). En este momento, la request llega al servidor web, que la procesa y manda el contenido solicitado a la caché junto con las cabeceras de la respuesta (paso 3). La caché acaba de recibir el contenido procedente del servidor web y aquí y ahora es donde se hace la magia del caching: inspeccionando las cabeceras de esa respuesta http, la caché se da cuenta que mediante la cabecera Cache-control, el servidor le está diciendo que guarde el objeto por un periodo de 2592000 segundos (30 días), de manera que todas las peticiones que lleguen a la caché solicitando ese objeto durante ese periodo de tiempo no tendrán que pedirse al servidor web y serán servidas desde la caché. De esta forma hemos mejorado la velocidad de carga de las páginas y descargado de trabajo al servidor web.